El otro día estuve reflexionando con mi querido Paco sobre el concepto ye-ye. Imagino qué debió significar para los jóvenes de aquella España -que llevaba tantos años soportando la negrura y mezquindad de una dura posguerra y de una nauseabunda dictadura- aquellos aires de modernidad que les habían llevado, flotando por el aire, esas dos sílabas que en español no denotan nada pero que connotan alegría, frivolidad y despreocupación. Y también liberación para la mujer que podía, por fin, aparecer más descocada sacudiéndose así toda la pazguatería de chica decente que había impuesto el nacionalcatolicismo.
Mi abuela decía de sí misma que era una abuela ye-yé. En aquella época ya no se usaba el término ye-yé pero a lo que ella se refería era que, a diferencia de otras abuelas, no iba vestida con las ropas de un triste luto perpetuo sino que llevaba vestidos estampados de alegres colores. También usaba el término cuando me hacía algún regalo bonito y no las consabidas mudas y toallas para el ajuar con las que nos las que nos amargaron muchos cumpleaños y Reyes a las pobres niñas de los 80. Y supongo que también se consideraba ye-yé porque abrazaba todo lo que consideraba moderno y novedoso y porque su mente era muy abierta. Por ejemplo, yo jamás la oí juzgar a nadie. Ella trataba con igual amor a las personas que a los animales y que a las plantas y por eso no es de extrañar que todos en la familia buscáramos su compañía, que los perros y gatos andaran siempre a su alrededor y que las flores le crecieran preciosas.
Para mí ye-yé significa música y bailes divertidos; chicas guapas con vestidos y peinados bonitos; chicos jóvenes y disfrutones. Ganas de vivir y de pasarlo bien. Creo que en esta época en la que tanto se habla de crisis, guerras, desastres naturales y de los insultantes privilegios que tienen unos pocos a costa de todos los demás, estaría muy bien que se revitalizara el término ye-yé y todo lo que conlleva. Y, sin lugar a dudas, si yo me tuviera que definir de alguna manera, diría que soy una chica ye-yé.
Me encanta esta parte Sonia:
ResponderEliminar"Para mí ye-yé significa música y bailes divertidos; chicas guapas con vestidos y peinados bonitos; chicos jóvenes y disfrutones. Ganas de vivir y de pasarlo bien. Creo que en esta época en la que tanto se habla de crisis, guerras, desastres naturales y de los insultantes privilegios que tienen unos pocos a costa de todos los demás, estaría muy bien que se revitalizara el término ye-yé y todo lo que conlleva. Y, sin lugar a dudas, si yo me tuviera que definir de alguna manera, diría que soy una chica ye-yé."
¡Y por supuesto que tu eres una chica ye-yé! :)
Un besazo!
E.
Gracias, Estela. Tú también eres muy ye-yé.
ResponderEliminarMaravillosa entrada!! Estoy seguro que tu abuela sonríe un poco más en ese retrato de tu estantería. Vivan la alegría, la bondad y el optimismo.
ResponderEliminarY gracias por citarme. Un beso, amor!!
Precioso, cargado de verdad. Yo también tuve una abuela así, Justa, por ello en mi novela es un personaje especial.
ResponderEliminarGracias Sonia por compartir conmigo algo tan hermoso.
GRACI
Mi abuela bendice todo lo que toca, Paco, ya lo sabes.
ResponderEliminarGraci, que suerte haber tenido en nuestras vidas mujeres tan maravillosas.
Sin duda que eres ye-yé! Esa canción forma parte del repertorio de mi orquesta, que con alegría canto! ;-) Un beso Sonia.
ResponderEliminarEs que es una canción maravillosa. Otro beso para ti, Nuria.
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