Elvira Lindo es para mí, además de una de las mejores escritoras y columnistas actuales, un talismán. Son muchas las cosas buenas relacionadas con ella desde que le escribí aquel primer e-mail hace ya unos diez años, por lo que yo mantengo la teoría de que es una persona que trae buena suerte, empezando por ella misma, que convierte en éxito todo lo que toca. Y no me refiero solo a éxito de ventas. En Japón, por ejemplo, acaban de escoger Lo que me queda por vivir como una de las mejores novelas. Además, hay varias pruebas que sustentan mi teoría ya que, sin ir más lejos, al nacer a sus padres les tocó la lotería.
Una de las cosas más entrañables que Elvira ha traído a mi vida es la cantidad de personas que he conocido gracias a ella, personas populares, como Antonio Muñoz Molina, Miguel Poveda y Carmen Ruíz y otras muchas anónimas –Gele Montaño, Jorge Camarlengo, Thomas Haas, Ed de Edimburgo, Teresa Iniesta, Ovidio Paredes, Luis Alarcón, Crístian Oró, Xavi Menós, Leire Escalada…- que, de una manera u otra, ya forman parte de mi vida.
Este año, mi querida amiga ha venido a Barcelona a firmar libros el día de Sant Jordi, algo que yo me he tomado como un regalo más de cumpleaños porque siempre me da una alegría muy grande verla. Allí llegó ella, con su sonrisa de siempre y ese aspecto aniñado que tanto me sorprendió cuando la vi por primera vez. La acompañaba Xavi Menós, con esos brazacos con los que cualquier hombre o mujer sueña con ser abrazado. Pero el día me deparaba aún más sorpresas. Pude ver también en persona a Javi Giner, a quien conocía de los muros facebookianos de la red lindista. Y aún faltaba lo más increíble. Cuando salía de una tienda de modas –porque las intelectuales, hartas de gastarnos dinero todo el año en libros, el día de Sant Jordi nos tiramos a otro tipo de consumismo- me encontré cara a cara con Iker García. Iker es vasco y estaba en Barcelona de visita. No nos conocíamos personalmente y aún así, al encontrarnos entre las miles y miles de personas que en ese momento inundaban las calles, nos reconocimos. Esta Elvira…
Iker García Vesga al habla: suscrito totalmente la magia de Elvira, la magia de los brazacos+ojazacos+mandibulacas del Chavo Menos... y de los ojos y lunares multicoloristas de la preciosa Sonia Sierra... ¡Precioso día de Sant Jordi!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Iker. Fue un encuentro mágico, de esos que sabes que el destino ha puesto ahí.
ResponderEliminar¡Hola Sonia! ¡Muchas gracias por esta entrada! Suscribo lo que dices sobre Elvira y sobre las personas que hemos conocido gracias a ella. Conocerte a ti también es un regalo :) Me alegro que disfrutases del día de Sant Jordi. ¡Un besote!
ResponderEliminarY porque no quería aburrir con un listado interminable, pero son muchos más. Besos también para ti, Leire.
ResponderEliminarSant Jordi es un día mágico! Yo lo celebré aquí en Lausana, porque por suerte las rosas y los libros son internacionales...
ResponderEliminarPor cierto, sabes qué me tomé la semana pasada en Interlaken, al pie de los Alpes? Un spritz!!!
Un beso!
Jajajajaja. Crístian, imagino que que al tomar el Spritz te acordarías de mí. En junio nos vamos a cenar y a tomar Spritz al maravilloso bar que he descubierto al lado de casa.
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