jueves, 7 de abril de 2011

Okupas de alto standing

Frente a mi casa hay un edificio de pisos de alto standing que llevan dieciocho años acabados pero que nunca se han puesto a la venta. Este verano, unos jóvenes, a los que les alabo el gusto, lo okuparon. Siempre había sentido curiosidad por ver aquellos pisazos de lujo y he de confensar que sentí cierta envidia por mis nuevos vecinos. La verdad es que me daban ganas de alquilar mi piso e irme con ellos pero veía algunos obstáculos. En primer lugar, odio las reuniones y no estoy dispuesta a pasarme la vida de asamblea en asamblea y, en segundo, con qué cara me levanto yo, en una okupa, a las seis de la mañana y explico que me voy a trabajar para perpetuar el sistema capitalista. Ya me veía a mi misma diciendo que me iba de after y cambiándome de ropa en el coche. No me parecía plan.
El caso es que me moría de ganas por cotillear cómo eran esos pisos por dentro así que cogí a mi Román -un perro siempre te abre muchas puertas en el mundo okupa- y para allá que me fui. La casa se llama "La Rimaia" y se consideran una Universidad Popular. Lo cierto es que está muy bien: tienen una biblioteca, se regalan libros que otras personas no quieren y ofrecen una gran variedad de talleres de idiomas, yoga, caricias... Hacía tiempo que tenía ganas de aprender alemán y, como "gratis" es una de mis palabras preferidas, pensé que era una buena oportunidad para ir a meter las narices.

El viernes siguiente, a las seis menos cinco, me planté allí con mi carpetita bajo el brazo. Después de un rato de espera, le pregunté a la chica del bar por las clases de alemán y ella me contestó que aún era temprano. Ante mi cara de sorpresa -pasaban ya más de diez minutos de las seis- añadió que siempre empezaban más tarde de la hora prevista. Normal, son okupas, no van a estar sujetos a esas formalidades. Al poco llegó el profesor, un joven alemán que traía consigo a otros dos paisanos como ayudantes. Los tres eran muy monos, que es lo que tiene el pueblo alemán, que además de ser buenos para las ingenierías, suelen ser bastante guapos.
La clase fue muy interesante así que, en cuanto salí me puse a cantar sus excelencias entre mis amistades y lo estupendo que era dar clases sobre un suelo de parquet y poder pasear libremente por todos aquellos metros cuadrados de alto standing. Arcadi, en cuanto se enteró de que estudiaba alemán en esos pisos de lujo, dijo que él también quería venir. He de aclarar que Arcadi ya tenía cierto contacto con el mundo okupa. Una vez fuimos a una fiesta y, mientras bebíamos cerveza caliente de lata, él dijo que le parecía muy bien la casa y que todo aquello era estupendo, pero que le faltaban las copas Manhattan para los cócteles. Marie Lou me preguntó qué tenía que hacer para apuntarse y yo le contesté, "pero mujer de Dios, qué te vas a apuntar, si son okupas. Tú vas allí y ya está". Mi prima dijo que ella también venía, que no se quería perder por nada del mundo vernos a los tres con nuestros estilismos en la casa okupa. Vamos, porque no cobran nada por sus clases y talleres pero, si no, sería para que me hicieran precio, a mí no me digan.

2 comentarios:

  1. Jajajaja...es que es un caramelito Sonia. Creo que tales coordenadas invitan a cualquiera a querer cotillear. Recuerdo en especial una fiesta en la antigua Makabra, estabas tú, Lourdes, una servidora, muchísimos perros y cantidad de cerveza caliente. Veníamos del baño echando en falta un poquito de olor a lejía, porque en los únicos sitios donde a una le encanta ese olor es en los baños públicos, como que da un poquito más de confianza si atufa a cócktel de amoníaco y lejía. Tras una intensa conversación, de estas que te recreas hasta la saciedad, llegamos a la conclusión de que ser okupa requería mucho esfuerzo, que si el perro por un lado, que si el aspecto mustio por otro, que si aprender a tocar la flauta, que colocar los pinchos a la gorra...etc. Claro, nosotras optando por el cliché más absoluto, que ya sabemos que para okupas los colores, y mira por donde aparece esta "New Wave" de confort. Estos okupas son muy it!!
    Yo me iría con ganas a aprender alemán...pero es que no me dan las horas.

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  2. Jajajajaja. Ya me acuerdo de esa fiesta. Y yo diciendo: "Por Dios, un poquito de Mister Proper, que estos lavabos no han visto el Mister Proper en años". Ya no me acordaba de la conversación. Gracias por recordármela, porque fue graciosísima. Lástima que entonces no tenía aún el blog para recoger esos grandes momentos.

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