Las
plazas de España no están siendo ocupadas, es que las plazas son para que las
personas estén en ellas, para que se encuentren, hablen, intercambien, vivan.
Eso es lo que está pasando ahora. Nosotros venimos de la tradición clásica del
ágora y, sin embargo, ¿cómo está gestionado el espacio público en nuestras
ciudades? Plazas duras, inhóspitas tanto en invierno como en verano, grandes espacios
que no invitan ni a estar ni a compartir. Aunque algunas personas aún no se han
enterados y otras se han enterado pero no parecen muy contentas, se está produciendo
una revolución y las cosas están cambiando. Y hemos empezado por ahí, por
recuperar el espacio público.
Hay
un interés especial por mantener, pese a la multitud, el lugar limpio y
ordenado, y la organización es realmente impecable. En Plaza Cataluña hay diferentes
comisiones que se encargan de la alimentación, la información, el asesoramiento
legal, la comunicación con los medios y la limpieza. La gente dona alimentos y
dinero y allí, bajo una carpa, en una mesa, hay bandejas con frutas, bebidas,
patatas fritas, frutos secos… además, se sirven desayunos comidas y cenas. Y
todo funciona bien porque el movimiento tiene una fuerza imparable.
Hoy
le explicaba todo esto a mi madre. Se ha levantado, ha cogido el monedero y me
ha dado cinco euros. “Toma, como donativo”. Hay gestos que emocionan.
Ya lo dice el refranero: ¡donde hay mata, hay patata! Pues eso, que menos mal que hay madres que nos enseñan a tener gestos, a implicarnos, a solidarizarnos...
ResponderEliminarY me encanta tu reflexión sobre la recuperación del espacio público: es una asignatura pendiente, con un poder simbólico del que en el día a día no somos nada conscientes.
¡Fuerza a esa ocupación pacífica, libre y generosa!
Ya no hay vuelta atrás. Hoy mi madre me decía también que cuando ella era joven, la idea de una democracia en España era impensable y mira.
ResponderEliminar¡Vivan las madres! Son geniales siempre. Y viva la libertad.
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