Siguen las acampadas en toda España porque hay mucha, mucha gente que está harta, gente que estaba esperando como agua de mayo un movimiento capaz de aglutinar su descontento y de vehícular su queja unánime ante un sistema injusto. Ese capitalismo salvaja que en España está a punto de arrojar a varias generaciones al abismo.
Hoy, Lupicinio Iñiguez, profesor de la Facultad de Psicología de la UAB tenía que impartir un taller de Estudios Críticos desde las Ciencias Sociales y ha decidido que lo mejor para hablar de "La construcción de las identidades individuales y colectivas" era ir a la acampada de Plaza Cataluña. Así, sentados en medio de la acampada, la gente expresaba sus opiniones sobre el tema. Cada vez más personas se iba acercando al círculo, personas de todas las edades y condiciones. Ha sido una experiencia maravillosa, escuchar, aprender allí, al aire libre, en ese lugar tan emblemático de Barcelona y que, como la mayoría de espacios públicos, casi no aprovechamos.
Es difícil explicar con palabras las emociones que he sentido en esa clase al aire libre, la satisfacción de escuchar puntos de vista diferentes, todos acogidos con respeto. La felicidad de poder vibrar con las palabras de las otras personas, de personas jóvenes y de personas ancianas, como Magnolia, que nos ha erizado la piel con sus sabias palabras.
Y, por encima de todo, me llena de emoción y de orgullo ver la organización de la ciudadanía, las ganas de colaborar, la petición unánime de que se trate de una movilización pacífica, de que no se use la violencia. Porque esto es una revolución, pero una revolución dulce, muy dulce.
esperemos que realmente sea un movimiento revolucionario: ¡lo merecemos! ¡y el proceso está siendo ciertamente ilusionante!
ResponderEliminarEstoy convencida de que lo es.
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