martes, 24 de septiembre de 2013

Hablando no se entiende la gente

De un tiempo a esta parte hay una serie de conversaciones que se repiten con frecuencia. Siempre giran
alrededor del "Proceso" y, normalmente, suelen ser sobre que el derecho de autodeterminación no es aplicable a Cataluña o que una hipotética Cataluña independiente quedaría fuera de la Unión Europea y, desde este fin de semana, que eso de la doble nacionalidad que tan alegremente ha anunciado Junqueras, es inviable. Esto no daría demasiado de sí en cualquier otro lugar del mundo, sobre todo cuando enlazas documentos que respaldan estas afirmaciones, pero en Cataluña da lugar a interminables hilos que acaban, invariablemente, con cualquiera de las siguientes opciones:

1. Las leyes están para cambiarlas. Aquí se suele citar a Rosa Parks (la que más), a Gandhi o a las sufragistas.

2. Es como si un persona se quiere divorciar de su pareja. Más allá de la obviedad de que es bastante ridículo comparar un divorcio con la secesión de un territorio, no se dan cuenta de que una pareja se puede divorciar, precisamente, si las leyes lo permiten y que el proceso debe hacerse siguiendo lo que estas dicen si no quieres ser acusado de abandono de hogar o perder la tutela de los hijos en caso de que los haya.

3. Cataluña será lo que el pueblo de Cataluña quiere que sea. Esto recuerda bastante a El Secreto, aquel libro que se puso de moda hace unos años y que aseguraba que bastaba con desear fuertemente algo para conseguirlo. Se pasa por alto que muchas de las decisiones no dependen solo de Cataluña.

4. "Votemos de una vez" o "pero, ¿tú quieres votar o no? No se tiene en cuenta, obviamente, que CiU, que es quien tiene el poder en estos momentos, jamás ha especificado sobre qué se va a preguntar y que, de hecho, Núria de Gispert, presidenta de Pacto Nacional para el Derecho a Decidir dio hasta cinco posibles preguntas para la consulta y, casualmente, solo una era sobre la secesión. 

2 comentarios:

  1. Pues sí todo acaba igual. Por eso es mejor no hablar con independentistas de este tema.
    Un saludo Sonia.

    ResponderEliminar
  2. el diálogo tiene sus límites, está claro, necesita un suelo mínimo común que pisar sobre el q basarse, una cierta disposición a ser razonable, es decir, a sustituir el mitos por el logos, sólo que a veces el logos se vuelve mitos y ahí ya avanzar es imposible. En ese caso como máximo el diálogo sirve para constatar las diferencias. De todas formas de algo sirve siempre el diálogo: recuérdese q el enviado etarra a Argel, tras muchas horas de incomprensión y diálogo imposible, le reconoció al enviado gubernamental: fíjate, ahora ya sería incapaz de ordenar tu muerte. En fin.
    saludos blogueros, Sonia

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.