El viernes fue lo que en Estados Unidos se llama Black Friday, es decir, viernes negro, un viernes de rebajas entre la fiesta de Acción de Gracias y la Navidad. En Cataluña, sin embargo, hemos tenido una semana negra para la democracia. Cuando los nacionalistas acuñaron lo de la "democracia radical" no sabía muy bien qué debía de significar ese nuevo concepto de la neolengua pero ahora, desgraciadamente, empieza a quedar bastante claro.
Todo empezó el martes 26 de noviembre cuando Jordi Cañas, diputado y portavoz de C's estaba interviniendo en un debate organizado por Reagrupament y desde el público alguien le gritó "terrorista". Él paró su discurso y se dirigió a esa persona que le volvió a repetir "eres un terrorista" y apostillo "a la calle si no te interesa". Ante la pasividad de Salvador Cot, el moderador, Jordi Cañas abandona el estrado seguido del representante del PP y la mitad del público. Por el pasillo vuelven a insistir con el tema del terrorismo, varias personas están a punto de llegar a las manos y alguien le recrimina haber vertido semejante acusación a lo que el interpelado responde que si son terroristas está bien llamarlos terroristas. Otra persona del público se acerca al moderador para reprocharle el no haber intervenido a lo que este responde, en un alarde de mala educación, "fot el camp" (lárgate) lo que es respondido con aplausos como se puede observar en este vídeo.
Ese mismo martes supimos de una nueva actualización de "la lista de los malos", esa que tanto gusta a los nacionalistas catalanes, en este caso elaborado por el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) en la que se rastrean, según su apreciación, comparaciones entre el Proceso catalán y movimientos totalitarios o se hace apología de la violencia. Pues bien, en esa lista está Inés Arrimada, diputada de C's, por considerar "persecución" al hecho de multar a las personas que no rotulan su negocio en catalán. Ella misma lo explica con bastante gracia en el artículo La lista de los indeseables. Tras comprobar el significado de la palabra "persecución" en el diccionario de la RAE y en el del Instituts d'Estudis Catalans, me parece obvio que está bien utilizada así que quizá los del CAC decidan incluirme también a mí en su lista.
Seguimos el jueves con la ocupación de la sede de UPyD en Barcelona a cargo de 35 independentista que tuvo como resultado una lesión de muñeca del empleado que allí se encontraba (hay parte de lesiones). El motivo de esta agresión fue, según un comunicado de la asociación de estudiantes SEPC "la imputación de cinco militantes de la izquierda independentista de numerosos delitos por defender la lengua". Por supuesto, nadie es imputado por defender la lengua y, en este caso, se debe a las agresiones sufridas por la líder de UPyD en marzo de 2010, cuando iba a realizar una conferencia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UAB y que tuvo que ser finalmente suspendida y que acabó con la diputada escoltada por la policía y el decano de la Facultad, Salvador Cardús, bañado en pintura.
Acabamos la semana con el ataque a pedradas de la sede central de Ciudadanos en Barcelona que le ha costado la rotura de varios cristales. Se podrá decir que se trata de acciones minoritarias y que el movimiento independentista es mayoritariamente pacífico pero, sin embargo, llama poderosamente la atención la falta de condena, en el mejor de los casos, de estos ataques, el mirar hacia otro lado, el hacer ver que aquí no pasa nada. Y digo, en el mejor de los casos, porque CUP, un partido político con representación en el Parlament de Cataluña, ha expresado públicamente su apoyo a SEPC por la ocupación de la sede de UPyD. Vaya, el partido que se autoproclama representante del movimiento obrero apoyando la agresión a un trabajador. Contrasta este silencio con la condena enérgica que todos hicimos del acto en la Librería Blanquerna, claro que, según La Vanguardia, entonces fue una agresión y esta vez, tan solo un acto de protesta.
Ese mismo martes supimos de una nueva actualización de "la lista de los malos", esa que tanto gusta a los nacionalistas catalanes, en este caso elaborado por el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) en la que se rastrean, según su apreciación, comparaciones entre el Proceso catalán y movimientos totalitarios o se hace apología de la violencia. Pues bien, en esa lista está Inés Arrimada, diputada de C's, por considerar "persecución" al hecho de multar a las personas que no rotulan su negocio en catalán. Ella misma lo explica con bastante gracia en el artículo La lista de los indeseables. Tras comprobar el significado de la palabra "persecución" en el diccionario de la RAE y en el del Instituts d'Estudis Catalans, me parece obvio que está bien utilizada así que quizá los del CAC decidan incluirme también a mí en su lista.
Seguimos el jueves con la ocupación de la sede de UPyD en Barcelona a cargo de 35 independentista que tuvo como resultado una lesión de muñeca del empleado que allí se encontraba (hay parte de lesiones). El motivo de esta agresión fue, según un comunicado de la asociación de estudiantes SEPC "la imputación de cinco militantes de la izquierda independentista de numerosos delitos por defender la lengua". Por supuesto, nadie es imputado por defender la lengua y, en este caso, se debe a las agresiones sufridas por la líder de UPyD en marzo de 2010, cuando iba a realizar una conferencia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UAB y que tuvo que ser finalmente suspendida y que acabó con la diputada escoltada por la policía y el decano de la Facultad, Salvador Cardús, bañado en pintura.
Acabamos la semana con el ataque a pedradas de la sede central de Ciudadanos en Barcelona que le ha costado la rotura de varios cristales. Se podrá decir que se trata de acciones minoritarias y que el movimiento independentista es mayoritariamente pacífico pero, sin embargo, llama poderosamente la atención la falta de condena, en el mejor de los casos, de estos ataques, el mirar hacia otro lado, el hacer ver que aquí no pasa nada. Y digo, en el mejor de los casos, porque CUP, un partido político con representación en el Parlament de Cataluña, ha expresado públicamente su apoyo a SEPC por la ocupación de la sede de UPyD. Vaya, el partido que se autoproclama representante del movimiento obrero apoyando la agresión a un trabajador. Contrasta este silencio con la condena enérgica que todos hicimos del acto en la Librería Blanquerna, claro que, según La Vanguardia, entonces fue una agresión y esta vez, tan solo un acto de protesta.