domingo, 3 de febrero de 2013

A la profe vas

Cuando Artur Mas habló de internacionalizar el conflicto, lo hizo con un tonillo que, inevitablemente, me recordó a esos niños que sueltan un "a la profe vas" así que, en mi cabeza, la comunidad internacional se transformó en una profesora que, agotada por tener que trabajar cada vez en peores condiciones por culpa de la crisis, recibe con fastidio la enésima chiquillada del día. Y esto es lo que ha pasado, poco más o menos. En la UE, esta metafórica profesora ha hecho ver que el tema no iba con ella y cuando Mas acudió a explicar sus razones se encontró con todas las puertas cerradas a cal y canto. Dio, eso sí, una especie de rueda de prensa que los medios catalanes se apresuraron a calificar como un éxito si no de crítica, al menos de público, sin contar que gran parte de ese público eran medios españoles -y, especialmente catalanes-; que los periodistas extranjeros acreditados señalaron a Mas que sus proyecto no se sostenía por ninguna parte y que la noticia no tuvo demasiado eco en los medios internacionales con excepción de,  por razones obvias, Gran Bretaña. El caso más paradigmático es, a mi entender, el de Alemania -y ya sabemos quién corta el bacalao en Europa- que ha ninguneado desde el principio todo el tema de la independencia catalana y ni tan siquiera le concedió demasiado espacio a la manifestación del 11 de septiembre. A parte de eso, el prestigioso Spiegel tituló un artículo sobre los diferentes procesos separatistas europeos con un contundente "La hora de los egoístas", como se puede comprobar en la traducción inglesa. Además, la UE ha explicitado en diferentes ocasiones que cualquier región que se separe ha de pedir de nuevo su ingreso en el selecto club de estados y arriesgarse al veto de cualquiera de sus componentes, además de dejar claro que, a día de hoy, su único interlocutor válido es España. Como guinda al pastel del fracaso de apoyos europeo, Joseph Weiler no dejaba demasiado espacio para la esperanza de los anhelos independentistas catalanes en un contundente editorial de la prestigiosa European Journal of International Law como se puede leer aquí.
No ha corrido mejor suerte la pretendida internacionalización del conflicto al otro lado del Océano Atlántico. En general, la prensa de Estados Unidos no se toma demasiado en serio el proceso independentista catalán, como demuestra el título del artículo de opinión de Raymond Zhong para The Wall Street Jounal en el que escribe afirmaciones tan demoledoras como "el catalanismo es un caso clásico de pequeñas diferencias narcisistas exacerbadas por la tensión económica". De todos menos bonicos, vaya. Para rematar todo esto, ya tenemos respuesta oficial de la Casa Blanca, en la que nuestra profesora lanza una mirada condescendiente al alumno chivato y le dice que se den la mano para demostrar que ya han hecho las paces. Pero, a todo esto, ¿qué otra respuesta esperaban los líderes políticos catalanes? Estados Unidos no permitiría un referendum de independencia en su territorio y, obviamente, solo apoyarían el de otro lugar si eso les reportara algún tipo de ventaja, que no es, ni mucho menos el caso: la base naval de Rota es la más importante que tienen en el sur de Europa y la Armada española tiene importantísimos contratos con Estados Unidos, así que ya me explicarán que interés pueden tener en apoyar una secesión en la zona que, como carambola, acabaría por desestabilizar aun más una Unión Europea que se aguanta con pinzas. ¿Pero qué les pasa a los dirigentes catalanes? ¿De verdad se han acabado creyendo su propia propaganda?