sábado, 6 de abril de 2013

Festejos

Por culpa de los recortes en Ensenyament, cuando un docente coge la baja no es sustituido hasta que han pasado dos semanas, es decir, el alumnado no recibe clases de esa asignatura en todo ese tiempo lo cual es una barbaridad que demuestra, una vez más, lo poquito que importa la educación en este país. Eso sin contar que, como todo el funcionariado, cada vez se trabaja más y en peores condiciones a cambio de un salario inferior. Pero claro, es que no hay dinero, se nos repite una y otra vez. Por eso hierve la sangre al leer noticias como esta: "La Generalitat gastará un millón en una oficina técnica para los actos de conmemoración del 1714" (ver noticia).
De acuerdo, lo reconozco, a mí parece que me hicieron una lobotomía al nacer y me extirparon la parte del cerebro destinada a la emoción ante cualquier tipo de patrioterismo y yo, como Georges Brassens, el día de la Fiesta Nacional -una y otra-, me quedo en la cama, pero a ver, ¿a cuántas personas de las que viven en Cataluña les importa, de verdad, la celebración de unos acontecimientos que sucedieron hace tres siglos? ¿A los que llevan tiempo sin empleo y se les han acabado las ayudas? ¿A los que están pendientes de un deshaucio? ¿A los que viven de las pensiones de los mayores? ¿A esos mayores que en lugar de estar disfrutando de una merecida jubilación tras toda una vida trabajando se ven haciéndose cargo de sus descendientes? ¿A los jóvenes obligados a emigrar? ¡Venga ya! Que para eso estamos precisamente, para celebraciones...